La belleza de las aves ha sido apreciada desde tiempos inmemorables como lo demuestran los pergaminos egipcios o los códices de las culturas mesoamericanas, solo basta mencionar el penacho de Moctezuma el cual está hecho con 222 plumas de cinco especies de aves (azulejo, quetzal, espátula platalea rosada, cuclillo canela y tragón). Esta belleza ha llevado a que, a lo largo de la historia de la humanidad, las aves hayan sido capturadas con distintos usos, incluso, algunas aves han sido domesticadas y utilizadas para consumo. También hay especies que en algunas culturas se utilizan como una herramienta para conseguir alimento, como la cetrería practicada por las tribus nómadas de Mongolia, o las que entran en el rango de mascotas no convencionales las cuales son criadas con este fin en criaderos certificados y vendidos en tiendas especializadas.

 

Comercio ilegal de aves

La diversidad de cantos y plumajes de las aves las ha hecho susceptibles a ser comercializadas de manera ilegal y es muy común ver por las calles o en los mercados de México, a los llamados pajareros con sus jaulas de madera llevando una gran cantidad aves hacinadas, o caminando con aves en sacos o bolsitas ofreciéndolas para su venta. Muchas de las especies que se venden en los mercados están protegidas por la Ley General de Vida silvestre, sin embargo, en ocasiones tanto los vendedores como los compradores lo desconocen e incurren en un delito al realizar este negocio, el ejemplo más claro son los psitácidos mexicanos en donde se encuentran las guacamayas, los loros, los cotorros y los pericos que podemos encontrar en muchas viviendas de nuestro país.

La procuraduría  Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), menciona claramente que “El tráfico ilegal de ejemplares, partes y derivados de flora y fauna silvestres, es un delito que se castiga con pena de uno a nueve años de prisión y por el equivalente de trescientos a tres mil días multa, y se aplica una pena adicional hasta de tres años más de prisión y hasta mil días multa cuando las conductas descritas en el presente artículo se realicen en o afecten un área natural protegida, o cuando se realicen con fines comerciales”. 

Implicaciones del comercio ilegal 

La parte preocupante es que la mayoría de las aves son extraídas de su hábitat natural sin medir las consecuencias de los posibles daños a la naturaleza, a la salud pública y a la salud veterinaria. Esta extracción puede llevar a la extinción de especies ya que puede modificar las interacciones entre las especies del ecosistema del que fue extraído. Además, muchas de estas especies son trasladadas a sitios lejanos de su área de distribución natural, lo que las convierte en especies exóticas que, bajo ciertas condiciones, se podrían convertir en plagas.  El riesgo se maximiza cunado se adquieren especies de aves que vienen de otro lugar del mundo a través del comercio ilegal, ya que se incrementa el riesgo a la salud pública y ecológica. 

Las especies de aves pueden ser portadoras de virus, bacterias y parásitos zoonóticos, es decir que en muchas ocasiones pueden provocar enfermedades en humanos y/o en otras especies de animales. Algunas de estás enfermedades ya han sido reportadas en diversas publicaciones como el caso de la Clamidiasis, influenza Aviar, Enfermedad de New Castle y Virus del Oeste del Nilo. En algunos casos pueden causar enfermedades poco severas como conjuntivitis, pero en otros casos, han provocado altas mortalidades tanto en las aves como en los humanos provocando enormes costos económicos. 

¿Qué hacer?

No compres aves silvestres, no fomentes el comercio ilegal de aves, recuerda que al adquirir un ave silvestre además de dañar a las especies estas cometiendo un delito federal que podría llevarte a la cárcel. Sí eres amante de las aves, conserva desde afuera, acércate a los clubes de observadores de aves, deléitate con su canto en la naturaleza, y evita liberar especies de aves exóticas.