Además, ha permitido detectar especies sigilosas o de hábitos nocturnos, que mediante otros métodos de muestreo, no habían sido posible conocer si se encontraban en el área. También han sido de gran utilidad para conocer patrones de actividad de las especies, estimar abundancia y densidades poblacionales sobre todo de los grandes carnívoros, que no habían sido realizadas con anterioridad. Incluso se han podido identificar diferentes individuos, sobre todo en los felinos como jaguares y ocelotes, que tienen un patrón único de manchas, y en el caso de otras especies que no presentan un patrón de manchas existen otros criterios para identificar individuos, tal es el caso del uso de cicatrices, tumores, astas o cuernos, o alguna otra marca distintiva.

Las trampas-cámara pueden ser activas o pasivas, constan de un sensor de movimiento y/o calor, sin embargo, el costo de las mismas varía dependiendo de la cantidad de modificaciones que presentan en relación unas con otras. Existen modelos con lentes fijos en la cámara que son muy rápidos para disparar y, sin embargo, carecen de la definición de una buena fotografía, al salir en la mayoría de los casos desenfocados. Por otro lado las cámaras con mejores lentes, algún tipo de dispositivo que enfoque al sujeto, son lentas y muchas veces aunque se registra la especie, el resultado es una foto parcial del individuo en cuestión. Asimismo, las nuevas generaciones de trampas–cámara están utilizando cámaras digitales, con una mayor capacidad de registros fotográficos (incluso pueden sacar videos), y que permiten dejar las cámaras-trampa por más tiempo en el campo, debido a que también han mejorado el uso de las baterías.

La disponibilidad y reducción de costos en la elaboración de trampas de cámara ha hecho que esta herramienta, que hasta hace pocos años era un lujo que solamente algunos investigadores o productores de documentales de vida silvestre podían utilizar, se haya vuelto popular y que a la fecha sea la técnica más recomendable para obtener tendencias y estimaciones confiables de las poblaciones de algunos de los carnívoros más raros del mundo.

Actualmente existe una gran diversidad de trampas de cámara, cuyos costos varían de $60 hasta los $1 000 dólares por unidad. La selección del equipo debe obedecer, por una parte a los objetivos del estudio en cuestión, y por otro a los recursos disponibles, sin embargo como es el caso de nuestro país, el investigador generalmente no puede darse el lujo de utilizar las mejores cámaras y debe obtener el mejor equipo por el mejor precio. De particular importancia para la selección de las trampas–cámara es el sitio en donde se van a utilizar, siendo la cantidad de precipitación, así como la humedad relativa los factores determinantes.

 

¿Cómo deben utilizarse?

Las trampas–cámara deben colocarse de preferencia en sitios en donde se hayan encontrado registros de la o las especies a trabajar, no debe hacerse un diseño al azar, ya que los animales no se mueven de esta manera y utilizan de manera selectiva ciertas características del paisaje como son cañadas, crestas de cerros, encrucijadas de veredas o caminos así como las bases de árboles y rocas de gran tamaño. Las trampas–cámara deben fijarse a un árbol, o utilizar un trípode o una estaca de metal a una altura aproximada de 50 cm del suelo, con la finalidad de obtener una foto de cuerpo completo de la especie en cuestión, esta altura cubre la gama de tamaños para las especies en México. Se recomienda el uso de pulpos (cuerdas elásticas) para fijar las trampas al tronco de un árbol, y en lugares que presenten una gran cantidad de gente se sugiere el uso de cadenas para reducir la posibilidad de robo de las mismas. Esto último sí ha sido un serio problema en muchas partes del país, ya que la gente no tiene respeto por los bienes ajenos y no tiene consideración del daño que está haciendo, no solo desde el punto de vista material, sino todas las implicaciones que representa la pérdida de información en los estudios que se llevan a cabo con mucho esfuerzo por parte de los investigadores.

La separación entre estaciones donde se coloquen las cámaras varía de acuerdo a la especie, recomendándose una distancia de por lo menos 0.5 y 1.0 km entre cámaras para especies menores a los 10 kg . Para el caso de especies mayores a este peso se recomienda una separación de por lo menos 1.5 km entre trampas–cámara. 

Un aspecto importante es que las cámaras-trampa deben colocarse con dirección Norte-Sur, para evitar que la exposición al sol dispare la cámara. También deberá tomarse las precauciones necesarias para que los movimientos de la vegetación por el viento no disparen la cámara. La cámara debe estar a una distancia adecuada del camino donde se prevé que pasará el animal, para que sea capturado completamente.

Podemos señalar que las cámaras-trampa son una buena herramienta para conocer la biodiversidad, patrones de comportamiento, estimaciones poblacionales, sobre todo para los que estudiamos la fauna silvestre, y puede ser un complemento importante de otros tipos de muestreo como los trampeos, métodos indirectos a través de huellas, heces fecales, rascaderos, madrigueras, etc. y que está siendo cada vez más utilizado para generar conocimiento de especies animales difíciles de observar.