En el primer paso para regresar esta especie a la zona sur de Veracruz, un grupo de activistas en defensa de la naturaleza y el cuidado del medio ambiente, iniciaron en la víspera del 21 de marzo, día de la primavera, un periplo singular. Resguardadas en cajas de madera, un grupo de 29 guacamayas rojas salieron de uno de los aviaros de Xcaret, Quintana Roo, rumbo a la Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas, Veracruz. El primer punto de encuentro fue la comunidad de Tebanca, ubicada a las orillas del municipio de Catemaco, ya en la zona sureña de Veracruz. Con los primeros rayos de sol, comenzaron a llegar las investigadoras y estudiantes del Instituto de  Biología de la UNAM,  quienes coordinan el proyecto, voluntarios de las comunidades cercanas, miembros de la Red de Monitoreo de Aves de Los Tuxtlas,  personal de la Reserva Ecológica La Otra Opción A.C. y policías municipales. Todos, a la espera del camión que transportaba a las guacamayas y al personal responsable del Aviario Xcaret. Alrededor de las seis de la mañana, después de veinte horas de viaje, arribó el autobús a Tebanca, ubicado a unos 25 kilómetros de la Sierra de Santa Marta, punto final del recorrido.

Allí, en Tebanca, los voluntarios organizaron rápidamente el cambio de vehículos de las cajas con las guacamayas, ahora con rumbo a la comunidad de Miguel Hidalgo.  Los voluntarios se formaron para recibir su guacamaya  y ponerla en las camionetas dispuestas para ello. Pobladores de Tebanca observaron con curiosidad y expectación la llegada de la inusual expedición.  Algunos se acercaron a conocer a las aves y otros les tomaron fotografías con sus teléfonos celulares. Una hora después salió una pequeña caravana conformada por seis camionetas cargadas con las cajas en que se transportó a las guacamayas hasta Miguel Hidalgo. Cuando llegó el primer vehículo a la localidad ya había gente esperando el arribo de las aves. Inclusive, las escuelas de la zona suspendieron momentáneamente las clases para permitir a los maestros y alumnos ser testigos del acontecimiento.

A partir de este punto, el recorrido se continuó a pie. Faltaban alrededor de tres kilómetros de cuesta y lodo para presenciar el regreso a la región de las guacamayas rojas. Para ello, se formaron tres grupos de voluntarios que se pusieron las cajas en hombros para iniciar el recorrido hasta el destino final: el aviario de preliberación en la Reserva Ecológica La Otra Opción A.C. enclavado en la Sierra de Santa Marta. Luego de una hora de recorrido de sendero entre potreros, cultivos y acahuales, algo provocó el parloteo en una de ellas y el resto del grupo de aves le respondió. De alguna manera, las guacamayas rojas anunciaban su llegada, después de estar ausentes por siete décadas. No escuchada desde mitad del siglo pasado, su singular comunicación, se reincorporaba a la orquesta selvática de Los Tuxtlas. Los 100 viajeros que transportaron a las 29 guacamayas, olían la cercanía del destino final.

Ya en el aviario de La Otra Opción, quienes transportaron en sus hombros a las guacamayas fueron pasando uno por uno para hacer entrega de su ave y asignarle un nombre. En este momento, la expectación creció. En cuestión de minutos se podrían admirar fuera de las cajas de madera, juntas, a las 29 guacamayas rojas. A un costado de una enorme jaula, que será por unas semanas su nuevo hogar,  los voluntarios y personal especializado aguardaron en silencio el momento en que las coordinadoras del proyecto abrieron las puertas de las casi tres decenas de cajas. Atentos, con admiración, contemplaron, como, una por una, las guacamayas salían  y exploraban su nuevo aviario. Con su vuelo, permitieron observar el esplendor de su colorido. La historia del regreso de la guacamaya roja en Los Tuxtlas apenas comienza. Desde el 21 de marzo hasta su liberación, permanecerán en el aviario en la Reserva Ecológica La Otra Opción y estarán bajo el cuidado de las biólogas Elisabeth Zeppetzauer y Sarai Anaya del Instituto de Biología de la UNAM, quienes se encargarán del proceso de rehabilitación para ser liberadas, utilizando técnicas de aversión hacia los humanos y posibles depredadores naturales. Al mismo tiempo, se hará el cambio gradual de su dieta actual en cautiverio a una compuesta por frutos, flores y semillas silvestres para hacerlas aptas para sobrevivir en un ambiente natural. Una vez liberadas serán monitoreadas por los investigadores de la UNAM y tocará a la sociedad velar por su cuidado para que las actuales y futuras generaciones puedan admirar su vuelo en Los Tuxtlas. Por lo pronto, para la comunidad Miguel Hidalgo el 21 de marzo se ha convertido en el día de la guacamaya roja. La nueva fecha de espera: el día de su liberación, quizá dentro de tres meses.