Entre los animales vertebrados, las aves son el grupo menos afectado por la modificación del hábitat original, mientras que los anfibios (ranas, sapos, salamandras y cecilias) parecen ser el grupo más vulnerable. Sin embargo, entre los mismos anfibios la respuesta a la urbanización es muy variable.

La mayoría de las especies de anfibios tiende a desaparecer o el tamaño de sus poblacionales disminuye considerablemente en ambientes muy transformados; sin embargo, existen algunas especies que se ven benefician por estos cambios ambientales tan extremos, veamos por ejemplo el caso de un anfibio que habita en Xalapa y sus alrededores. Se trata de una pequeña ranita, conocida comúnmente como rana chirriadora mexicana y que lleva por nombre científico Eleutherodactylus cystignathoides. El tamaño de este animalillo no pasa de los 26 mm de longitud, desde la punta de su hocico hasta su cloaca (cavidad corporal donde confluyen el aparato urinario y el reproductor) y apenas alcanza los 2 g de peso. Se puede decir que cabe fácilmente en la punta de un dedo. Los ejemplares de esta especie tienen grandes ojos, una figura esbelta y frágil y su coloración es poco vistosa, con pequeñas manchas de color café o verde. No obstante su apariencia, su presencia en un ambiente tan modificado como la ciudad sugiere que no es una rana tan frágil, es capaz de habitar en terrenos baldíos, patios, parques, jardines e inclusive en cementerios.

Pero entonces, ¿Por qué esta rana puede habitar en ambientes urbanos?

 

¿Un asunto de familia?

La ranita chirriadora pertenece a un grupo de especies que también son capaces de vivir en la ciudad, con una forma corporal, tamaño y hábitos similares, como es el caso de Eleutherodactylus nitidus, la cual habita en la ciudad de Puebla, o el de Eleutherodactylus grandis, capaz de vivir en la zona del pedregal en la ciudad de México. En el ambiente de forma natural, la rana chirriadora no solo habita en Xalapa y sus alrededores, de hecho, se le puede encontrar naturalmente en varias localidades desde el estado de Texas, en los Estados Unidos, hasta la porción central de Veracruz. Esto sugiere que la especie es capaz de sobrevivir y explotar una amplia variedad de ambientes, teniendo cierta tolerancia a temperaturas altas y a concentraciones de humedad más bajas que otras especies, dos de los parámetros ambientales más importantes que determinan o condicionan la supervivencia de los anfibios.

Una característica que representa una ventaja para esta rana es la capacidad de ocupar espaciosmuy pequeños, como resquicios debajo o entre rocas, orificios en paredes o en el suelo. Esta condición esta explicada, por un lado, por su morfología, como lo reducido de su tamaño y la forma alargada y esbelta de su cuerpo, y por otro lado, por su conducta, es decir, la mezcla de sus hábitos arborícolas y terrestres.

 

Con charquito o sin charquito hay ranita

Otra posible ventaja de esta ranita para ocupar ambientes muy transformados es su modo reproductivo, el cual se conoce como desarrollo directo. Esto se refiere a que ha desaparecido la fase de renacuajo, las crías se desarrollan dentro de los huevos depositados por la hembra y finalmente eclosiona con una apariencia muy parecida a la de un adulto, pero de un tamaño diminuto. La ventaja de esta estrategia reproductiva reside en que no necesitan de un cuerpo de agua para reproducirse o cumplir su ciclo de vida, como sí lo necesita todas aquellas especies de ranas, sapos y algunas salamandras que pasa por una fase como renacuajos o ajolotes.

 

Cantando se entienden las ranas

A los sonidos emitidos por los anfibios se les conoce como cantos, de hecho, entre los anfibios el canto es una habilidad exclusiva de los anuros (ranas y sapos) y existe una variedad impresionante de tipos, casi tantos como especies en el planeta. La variación en el canto puede ser en la intensidad del sonido, existen cantos muy fuertes, audibles a varias decenas de metros de distancia, mientras otros son muy tenues, apenas percibidos a unos pocos metros de donde son emitidos. También varía la complejidad, existen cantos muy elaborados, con varios tonos, mientras otros son muy simples. Se puede decir que el canto de la rana chirriadora mexicana es bastante simple, casi unitonal, descrito como un “beep” a manera de silbido. El canto en los anuros tiene relación con algunas actividades importantes como la reproducción, por ejemplo, puede ser el principal medio que tienen las hembras para ubicar a los machos, ayuda a las hembras a estimar la condición de salud del macho, lo cual les permite decidir si es la mejor opción, y también sirve para alejar a otros machos, recordemos que durante el periodo reproductivo la competencia por la mejor pareja es fuerte.

 

Puesto que los ambientes citadinos son mucho más ruidosos que los ambientes originales, es posible que la eficiencia del canto como medio de comunicación se vea afectada o limitada, de hecho, algunos estudios han encontrado que las ranas hacen el esfuerzo de cantar a tonos e intensidades mayores con el fin de garantizar la comunicación. Sin embargo, la afectación del ruido citadino puede variar dependiendo de la especie. En el caso de nuestra pequeña ranita la limitación podría ser menos severa que en otras especies debido a la sencillez de su canto y a una particularidad de esta especie: las hembras también cantan. Esta peculiaridad podría representar una ventaja al asegurar la comunicación en diferentes sentidos, tanto entre machos y hembras como entre individuos del mismo sexo. Este fenómeno es bastante raro dentro de los anuros o por lo menos poco conocido, pues sólo se ha registrado en poco más de 20 casos de entre las 6,200 especies de anuros descritas hasta el momento.

De ahora en adelante, cuando te encuentres en los diferentes espacios citadinos, especialmente en alguna de las áreas verdes de la ciudad y durante la época lluviosa, presta mucha atención, quizá puedas advertir el canto de la diminuta rana chirriadora, una habitante más de nuestra ciudad.

 

Fotografías

Figura 1: Rana chirriadora mexicana (Eleutherodactylus cystignathoides), cantando desde la hoja de un árbol, a 2 m de altura.

Figura 2: Tamaño relativo de la rana chirriadora mexicana.

Figura 3: Vista panorámica de una parte de la ciudad de Xalapa y espacios verdes donde habita la rana chirriadora mexicana.