Se espera que con el cambio climático y el calentamiento global se incremente el nivel medio del mar. Estos fenómenos son complejos y no ocurrirán ni en la misma dirección ni con la misma intensidad a lo largo de las costas del mundo. Por ejemplo, hay costas donde el nivel del mar subirá de manera más acelerada que en otras, debido a sus formas, las corrientes del mar y a otros procesos que afectan el funcionamiento de las costas, pero que son independientes del cambio climático. Así, en mayor o menor grado, el calentamiento global y el incremento del nivel del mar representan un desafío ecológico, social y económico, ya que traerán como consecuencia la erosión de las playas y la inundación de las zonas bajas. Frente a estos escenarios, y reconociendo el papel que jugamos los humanos en el calentamiento global, tenemos una obligación doble. Por un lado, es importante incrementar los esfuerzos para mitigar en lo posible el calentamiento global y por otro, debemos estar preparados para enfrentar los cambios que se pronostican.

El primer paso a seguir es comprender lo que está pasando, y determinar las consecuencias del cambio climático. Para ello, existen diversas herramientas, y una de ellas es a través de los “centinelas del cambio climático”. Estos “centinelas” son los ecosistemas y las especies más afectados por estos fenómenos. Los centinelas existen en cualquier ecosistema como pueden ser las selvas, los bosques de montaña y los polinizadores. En esta ocasión nos enfocaremos en los centinelas de los océanos y las costas.

 

Centinelas de los océanos

Las especies que dependen de los hielos polares como el oso polar y las focas son los ejemplos más renombrados que indican una extrema sensibilidad al cambio climático. Otros ejemplos son las ballenas y los pingüinos. En el caso de las ballenas grises, se ha observado que se está retrasando su migración invernal hacia las zonas más cálidas del sur, y de hecho, algunas permanecen en las aguas del polo norte durante el invierno, lo que indica un proceso de calentamiento. En el otro polo, los pingüinos también están cambiando su conducta. En este caso, se ha observado que durante el periodo de gestación nadan 60km más al norte, debido a las temperaturas más cálidas del agua y a la escasez de alimento. A nivel global, se ha observado que el plankton, esos organismos microscópicos que alimentan a una gran cantidad de peces y mamíferos marinos, también está cambiando. Su abundancia disminuye, las especies más abundantes son distintas. Los cambios en el plankton pueden traer consecuencias serias para las pesquerías, las cuales se están estudiando con detalle.

 

Centinelas de las costas

También existen centinelas de las costas. Por ejemplo, ya se ha registrado que los manglares del Golfo de México empiezan a responder frente al cambio climático colonizando costas donde antes no existían a lo largo del norte del Golfo de México. Por otro lado, se ha pronosticado que conforme incremente el nivel medio del mar, los ecosistemas costeros migrarán tierra adentro, hacia el nuevo nivel del mar. Este fenómeno ya se ha observado en ecosistemas inundables como las marismas.

Por último, hay un grupo de ecosistemas que servirán de guardianes y centinelas frente al aumento del nivel del mar. Las dunas costeras, esas acumulaciones de arena que existen en el fondo de las playas, serán las primeras en hacer frente a este proceso, debido a su altura respecto a la playa. Así, al contar con dunas costeras frente a las ciudades, se mejorará la protección de la infraestructura y de las vidas humanas. Si las dunas están cubiertas con vegetación natural, la protección será aún mejor.

Sin duda, como parte de las estrategias para enfrentarnos al calentamiento global y al aumento del nivel del mar, necesitamos conservar y estudiar a los centinelas y guardianes que ya existen en las costas y océanos. 

 

Fotografias de Ma. Luisa Martínez

1 (página principal): Ballena gris en su estancia invernal en las aguas de Baja California.

2 y 3: La presencia de dunas y vegetación en las playas ayudan a proteger la infrasestructura y vidas humanas frente a eventos meteorológicos extremos como tormentas y frentes fríos.