Las vaquitas marinas son endémicas del Alto Golfo de California. Es decir, al denominarlas endémicas, significa que sólo se encuentran en esta pequeña región del planeta. Prefieren las aguas cálidas y poco profundas, y siempre están cerca de la costa, entre 11 y 25 km. Estos animales son más bien solitarios, ya que en general viajan en grupos de 2 o 3 individuos. A diferencia de los delfines, no se acercan a los barcos ni saltan en el aire. Utilizan la ecolocación para buscar alimento e identificar depredadores. Las vaquitas marinas empiezan a reproducirse a los 3 años de edad y tienen una cría cada 2 años. Viven alrededor de 20 años.

Este carismático y tímido animal se encuentra en severo peligro de extinción. Su población ha disminuido de una manera alarmante y preocupante. Veamos los números: en 1997 se estimaron alrededor de 570 individuos; en 2015 menos de 60 y en 2016 sólo 30. La principal amenaza es la pesca del pez totoaba, el cual se vende en el mercado asiático por supuestas propiedades medicinales. Durante la pesca del totoaba, la vaquita queda enredada en las redes, lo cual le ocasiona la muerte. Otras causas son la contaminación y las alteraciones en la calidad del agua debido al represamiento del río Colorado. Esto significa que se ha reducido el caudal de agua dulce hacia el mar, con lo que disminuyen los peces y calamares de los que se alimenta la vaquita.

¿Por qué es importante esforzarnos para conservar y proteger a este animal? Se pueden mencionar diversas razones. La primera es una cuestión de ética. Todos los seres vivos con los que compartimos este planeta (hasta el momento, el único conocido con vida) merecen ser tratados con respeto; merecen vivir. Si esto no es razón suficiente, se pueden mencionar motivos más utilitarios. Al ser un depredador tope, su presencia en el ecosistema regula muchos procesos y ciclos que se verán alterados en su ausencia. Esto ya se ha observado en otros ecosistemas que han perdido a sus especies clave. En el caso que nos ocupa, es probable que las pesquerías se vean afectadas, con lo que se esperan fuertes afectaciones económicas.

Ante esta situación tan grave, se están realizando diferentes gestiones para evitar esta vergonzante pérdida. Algunos de estos programas son el Programa de Acción para la Conservación de la Vaquita Marina y el Comité Internacional para la recuperación de la Vaquita Marina, entre otros. Una de las acciones prioritarias deberá ser la regulación de la pesca y las formas en que se pescan.

Sin duda, es un problema de toda la nación el lograr conservar a éste único cetáceo endémico de México. Se lo debemos a nuestros hijos y nuestros nietos. Al salvar a la vaquita, nos estamos salvando todos, porque estaremos transitando hacia una pesca responsable que sea compatible con la conservación. Además, estaremos mejorando la calidad del ambiente, lo cual es beneficioso para todos. Alcemos la voz para que entre todos salvemos a la vaquita marina.