Los encinares tropicales han sido catalogados por la CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad) como una Región Terrestre Prioritaria del país, denominada: “Encinares Tropicales de la Planicie Costera Veracruzana”. Estos relictos de bosque datan del Pleistoceno, cuando debieron conformar una densa cobertura y corredor biológico a lo largo de kilómetros de extensión, permitiendo albergar una importante diversidad biológica. Actualmente estos bosques están fragmentados, sobreviviendo como parches aislados constituidos por árboles pertenecientes a tres o cuatro especies de encinos, siendo típicamente una o dos las especies de encino dominantes.

Es necesario fomentar una cultura de protección de los bosques y avanzar en la investigación científica sobre la diversidad y ecología de esos ecosistemas, puesto que además de representar un refugio de vida silvestre para las especies “notorias” de flora y fauna, también lo son para organismos del suelo, muchas veces desapercibidos al ojo humano, pero fundamentales en los procesos ecológicos y con potencial económico y biotecnológico. Profundizando en el conocimiento de la biodiversidad y la función que desempeñan los organismos como parte de la maquinaria natural de los ecosistemas, podemos contribuir con argumentos para incentivar la conservación de estos bosques ancestrales para uso y disfrute de futuras generaciones, y con información para uso y aprovechamiento de los recursos naturales con medidas sustentables de largo plazo.

Los hongos son uno de los grupos de organismos más diversos que habita en el planeta y sus funciones en los ecosistemas son de vital importancia. Principalmente participan en la descomposición de materia orgánica, dejando los residuos a tal extremo de degradación que las sustancias resultantes puedan estar disponibles para su reincorporación natural al suelo y para su aprovechamiento por otros organismos, incidiendo así en el reciclaje del material orgánico. También un importante grupo de hongos, denominados micorrizógenos, contribuyen como agentes mutualistas al bienestar de los productores primarios (plantas) del ecosistema que puede incluir especies vegetales de importancia agrícola y forestal. En el caso de los encinos esta asociación se establece con diferentes especies de hongos, a nivel de raíz dentro del suelo, a través de una estructura llamada ectomicorriza, la cual, entre otras funciones, facilita a que la planta amplíe su capacidad de captación de minerales y agua, además de proteger a la raíz contra otros organismos, contribuyendo de esta manera al establecimiento, desarrollo y sobrevivencia de las plántulas en el bosque. Otros grupos de hongos, sin embargo, funcionan como parásitos, actuando como reguladores de poblaciones de otros organismos y con ello contribuyen al equilibrio natural de los ecosistemas.

Para funcionar en los diferentes procesos ecológicos, la maquinaria fisiológica de los hongos en conjunto con la de otros microorganismos que intervienen también, generan una gran variedad, cantidad y combinación de moléculas y sustancias químicas naturales como aminoácidos, péptidos, proteínas, etc., muchas con cualidades antibióticas, antivirales, insecticidas o promotoras de crecimiento, entre otras, por lo que los hongos pueden considerarse una fuente de productos naturales potencialmente aprovechable. Profundizando en el conocimiento de la función y la identificación de la etapa o el proceso en el que se generan estos productos, se abren nuevas oportunidades de incalculable valor, por ejemplo, en los sectores salud, alimentación, sanidad vegetal, entre otros. Adicionalmente, muchas especies de hongos que forman ectomicorrizas con los árboles de encino producen fructificaciones, es decir, la fase sobre el suelo reconocida por su forma de sombrilla (con sombrero y pie), que son apreciadas como comestibles, algunas con importantes propiedades nutricionales y que pueden tener un alto valor económico.

Con el apoyo del CONACYT y del INECOL desarrollamos investigaciones para documentar la diversidad de especies de hongos que habitan en diferentes ecosistemas forestales, incluyendo relictos del encinar tropical que cubría parte importante de la zona centro de Veracruz. Se están haciendo descubrimientos de especies nuevas para la ciencia, investigaciones sobre interacciones mutualistas entre hongos nativos asociados ectomicorrízicamente a especies de encinos, adaptados a las condiciones locales de esos ecosistemas y por vez primera se está documentando su interacción con base en el estudio de raíces a nivel molecular, para determinar asociaciones específicas y que la información sirva de base para subsecuentes planes de manejo de plántulas/hongos en restauración, así como recuperar información sobre las moléculas que se presentan en las etapas desde el establecimiento del hongo en la raíz hasta la producción de fructificaciones. Se proyecta mantener la investigación a largo plazo para conocer las comunidades fúngicas y su importancia ecológica en esos bosques, así como sus cualidades, ya sea como especies comestibles o como reservorios naturales de múltiples productos, como proteínas, carbohidratos, vitaminas, minerales, o tales como antioxidantes, antibacteriales, antifúngicos, antitumorales, reguladoras del sistema inmunológico, entre muchas otras.

*Investigadores del Instituto de Ecología A.C. Reconocimiento a INECOL y proyecto CONACYT CB 252431.