El archipiélago es un conjunto de cuatro islas (San Juanito, María Madre, María Magdalena y María Cleofas) situadas en el Océano Pacífico, aproximadamente a 132 Km de San Blas Nayarit. No existe un consenso sobre su descubrimiento pero pudo haber ocurrido a finales del 1526 o principios de 1527. En 1905 cuando Porfirio Díaz decreta la colonia penal de las Islas Marías, se construye la prisión en la isla María Madre.

En sus inicios, los presos enviados a este penal eran aquellos considerados como de alta peligrosidad. Otros, los presos políticos, que por su militancia e ideas contrarias al sistema eran enviados a la isla a cumplir sus condenas. Entre los prisioneros más conocidos está el escritor José Revueltas, quien fue deportado al penal en dos ocasiones, y cuyas duras impresiones narra en su novela “Los Muros de Agua”. Pero, además del penal, ¿qué hay detrás de los Muros de Agua?

En su relato, aunque de una manera breve, Revueltas da espacio a la contemplación del paisaje natural, de la exuberante vegetación que en ocasiones inspira temor y en otra representa un refugio a la realidad de la vida en prisión. Destaca, las presencia de ceibas, higueras y cedros, los aromas a resinas y maderas que los árboles de la selva despiden. Otros de los paisajes son las frondosas barrancas y los acantilados, y por supuesto las profundas noches estrelladas. Hace notar la presencia la existencia de hongos de “colores extraños”, conejos y culebras de agua, así como de los temibles “cancles”, que son arácnidos amblipígidos, y contrario a lo que describe, su mordida aunque dolorosa no son peligrosos. Sin embargo, esta es apenas una parte de la gran biodiversidad que existe en el archipiélago.

Las pocas exploraciones que se han hecho en las islas, evidencian una gran riqueza biológica, existe un número importante de endemismos, entre los que se observan 11 especies vegetales como la planta insectívora (Aristolochia tresmariae), dos árboles de la familia Rutaceae como Zanthoxylum ferrisiae, que es un árbol maderable del que se puede extraer un colorante útil para teñir hilos y mimbres. Además, tres especies de mangle que dada su importancia en los ecosistemas están protegidos a nivel nacional.

Entre la fauna representativa y a diferencia de otras islas mexicanas, existe una diversidad bastante notable de vertebrados pequeños y medianos, entre los que se encuentran 19 especies de mamíferos nativos, entre los que se distinguen dos subespecies de conejos endémicos, el mapache (Procyon lotor insularis), el tlacuachín (Tlacuatzin canescens) y 11 especies murciélagos.

La diversidad de aves también es importante, de las que se han registrado al menos 100 especies. Existen aves residentes de las que al menos 12 son endémicas como el loro cabeza amarilla (Amazona oratrix tresmarie) y el parula de las islas marías (Parula pitiayumi insularis). Además, las islas son sitios de anidación de aves marinas o bien de paso y descanso de aves migratorias.

Entre la fauna más peculiar, se encuentran tres especies de los anfibios y una especie de tortuga casquito (Kinostenon integrum) de hábitos terrestres, especies que no podrían sobrevivir sin la presencia de agua dulce, lo que es algo raro de encontrar en muchas islas mexicanas. Además, se han registrado ocho especies de lagartijas y un número importante de serpientes, como culebras, una nauyaca y una serpiente marina.

La diversidad biológica marina la forman arrecifes coralinos, un gran número de peces especies e invertebrados como al caracol púrpura (Purpura patula panza), hermosos nudibranquios y por supuesto, una gran diversidad de tiburones, de los que se han registrados hasta 21 especies como el tiburón ballena, los tiburones martillo y 10 especies de rayas.

La riqueza biológica de las islas ha estado bajo presión por la presencia humana que se extendió por un periodo de más de 100 años. Sin embargo, los ecosistemas marinos y terrestres aún se encuentran en un excelente estado de conservación por lo que desde el año 2000 las islas Marías y su zona marina circundante son reconocidas como área natural protegida con carácter de Reserva de la Biosfera, reconocida por la UNESCO.

El cierre del penal del Pacífico representa el fin de una época en donde los muros de agua dejarán de ser una obsesiva inmensidad de soledad e incertidumbre para dar paso a la conservación, la investigación científica y la divulgación de los valores naturales únicos de esta región insular mexicana. El reto principal será conservar, lo que Revueltas consideró como una noble tierra, junto a los seres marinos que habitan bajo los muros de agua, patrimonio invaluable de todos los mexicanos.