Pertinencia Social y Genética de la Conservación en favor de los Primates Veracruzanos FOMIX–Veracruz CONACyT 

 Dr. Juan Carlos Serio Silva, MC. Laura Elisa Arguello Sánchez, Dr. Luis Manuel García Feria y Dr. Alejandro Espinosa de los Monteros

 

Mucho se ha discutido en fechas recientes al interior de las instituciones sobre la “pertinencia social” de la ciencia (como si no fuera pertinente por el simple hecho de agregar conocimiento nuevo a la humanidad), y en particular se ha abordado la forma en que los resultados que obtienen los científicos se pueden traducir de manera tangible en información útil por la sociedad civil para su beneficio práctico o para usar de manera sostenible los elementos de la naturaleza que les rodean. 

Un ejemplo de esto se da cuando hablamos del término “Genética de la conservación”, el cual podría resultar tan abstracto y difícil de entender que si uno va con cualquier persona de un parque público o un trabajador en un campo agrícola siempre será muy difícil de explicarlo con elementos aplicables a sus respectivos “mundos reales” (situación similar que sucedería inclusive hasta con muchos científicos de diversas disciplinas). Con base en todo esto, el interés de la presente aportación es mostrar como resultados de investigación científica derivados de “ciencia básica” (o fundamental) logran dar indicios importantes para implementar acciones prácticas y aplicadas, en favor de su entorno y por ende de su calidad de vida. Por supuesto, todo esto bajo el precepto de “piensa global pero actúa local”

Sin duda, a todos nos agrada saber de los primates. A algunos les parecen graciosos, tiernos o les infunden gran respeto. Esto último quizás se deba a que mientras estos animales existan, tenemos un ejemplo de lo que pudimos haber sido en los albores de la humanidad, y son también una fuente de valiosa información sobre las bases biológicas del comportamiento humano. Pues en México tenemos tres especies de primates que se distribuyen en las escasas selvas que aún perduran en el sureste, siendo el mono aullador pardo (Alouatta palliata mexicana) la que presenta mayor reducción y aislamiento de sus poblaciones debido a la pérdida de hábitat, principalmente en nuestro Estado de Veracruz. Misma situación que casi ha llevado a estos monos al punto de la extinción. Aunado a ello, han sido muy pocos los estudios genéticos realizados en México con esta especie y ninguno de ellos en el Estado de Veracruz. Así, gracias al apoyo otorgado por FOMIX-Veracruz, CONACyT al proyecto “Consecuencias de la perturbación del hábitat sobre la variabilidad genética de poblaciones de Alouatta palliata mexicana; una especie de primate en peligro de extinción en Veracruz, México” (no. 108865), se ha logrado comprender la manera en que estos animales tan emblemáticos para nuestra sociedad (inclusive desde las culturas prehispánicas) enfrentan los problemas de vivir cada vez más aislados en lo que resta de su hábitat natural. Para lograr estos resultados no ha sido cosa fácil. Inicialmente se debe ir a buscar en sus escasos sitios de distribución del estado de Veracruz a estos monos, y ya frente a ellos –en medio de mosquitos, garrapatas, lluvia o calor intenso- intentar colectar pelo de sus cuerpos mediante una técnica “no invasiva” (no les causa algún perjuicio) con dardos pegajosos.

Una vez con estas muestras de pelo, en el laboratorio se realizan complicados análisis en busca extraer el ADN para amplificar un gen mitocondrial (llamado Citocromo B) con el objetivo de conocer la estructura y diversidad genética de estas poblaciones de monos y ver de qué manera la fragmentación del hábitat les ha perjudicado a nivel genético. Dentro de los principales hallazgos que se obtuvieron, vimos que a nivel demográfico la situación tan deplorable en la que viven les ha afectado gravemente. Además de la pérdida del hábitat, el tráfico ilegal y la cacería les está impactando gravemente dejando a poblaciones completamente aisladas en pedazos de selva en donde los individuos están emparentados por tener que reproducirse entre miembros de la familia. Otro hallazgo trascendental es que aparentemente los monos aulladores del estado de Veracruz provienen de dos linajes maternos diferentes (con una divergencia genética profunda) sucediendo esto quizás por distintos eventos de colonización a la región de Veracruz por poblaciones aisladas que se juntaron en nuestro Estado algún momento del Pleistoceno.  Con todo esto, cuando volvamos a encontrar a cualquiera en la calle o trabajando en un rancho, y le debamos hablar de “genética de la conservación” de los monos aulladores, podremos decirle que a estos animales se encuentran en grave riesgo a pesar de formar parte de su patrimonio natural desde hace siglos, y que se les ayudaría muchísimo uniendo los pequeños pedazos de selva donde viven, pues así las familias de monos podrían intercambiar individuos y con ello su “sangre” estaría más renovada para tener mejor calidad de vida (sin mutaciones) que los hagan vivir de mejor manera. Finalmente, también a cualquier persona siempre se les debe informar del gran valor de los primates como dispersores de semillas y animales que contribuyen a la regeneración de las selvas y que más que un “adorno” o ser solo “animales gritones” son parte importante del ambiente ya que tienen un destacado papel al mejorar la germinación de semillas consumidas ampliado sus áreas de selva con todos los beneficios que esto tiene (por ejemplo evitando que otros animales silvestres –tejones, mapaches, etc.- tengan que salir a buscar comida en los campos de cultivo de los pobladores).  Sin duda, es importante la realización de un monitoreo más profundo sobre la variabilidad genética de las siguientes generaciones de estos monos aulladores en Veracruz, conociendo así la evolución del proceso de fragmentación y su huella genética. Lo que sí es clarísimo, lo fundamental tiene aplicación, y no necesariamente tiene que tener una contribución económica, sino una aportación al mantenimiento y conservación del entorno es más que suficiente para justificar la pertinencia social.