Cambios en el manejo del ganado y del potrero pueden beneficiar la producción y al ambiente 

Magdalena Cruz Rosales

Red de Etoecología

En Veracruz, como en otros estados, durante muchos años se trabajó ampliamente en cambiar las zonas boscosas en zonas abiertas para cultivos y potreros para el ganado. Sin embargo, con el tiempo esta situación ha generado diversos problemas dentro del sistema extensivo de manejo ganadero, donde se observan pocas especies vegetales, principalmente de pastos que sirven de alimento al ganado.

Para mantener este tipo de sistema se requiere mucho esfuerzo e inversión, pues tanto el pastizal como el ganado son fácilmente atacados por insectos nocivos que prosperan al no tener a sus enemigos o depredadores naturales, como sucede en los ecosistemas tradicionales de selva o bosques. Además, el sobrepastoreo y las quemas sin control causan compactación y erosión de suelo, lo que favorece las inundaciones y la pérdida de importantes zonas. Otra práctica común es la aplicación de diversas substancias químicas como fertilizantes, insecticidas, herbicidas y desparasitantes, cuyos residuos en exceso pueden causar otros problemas por su toxicidad y permanencia en el ambiente, además de generar resistencia en las especies nocivas. Esta situación consume muchos recursos económicos del ganadero, que tiene que invertir cada vez más en resolver estos problemas, reduciendo así las ganancias que puede recibir como productor.

 

Al incrementar la biodiversidad se regulan mejor las especies llamadas plaga:

Una alternativa para reducir estos problemas es establecer el sistema SILVOPASTORIL, que se basa en incrementar la variedad de plantas, sobre todo árboles y arbustos forrajeros dentro del potrero ganadero, con lo que se permite mantener a su vez a una mayor diversidad animal, entre la que se incluyen los insectos benéficos como los que controlan a especies nocivas o participan en el reciclaje de nutrientes, todo lo cual favorece el mantenimiento natural del sistema sin necesidad de insumos químicos como insecticidas o fertilizantes.

Algunas de las especies de árboles y arbustos más recomendadas en este sistema, son las leguminosas, los frutales y los maderables, por ejemplo el guácimo, la leucaena, la acacia y el huizache. Con las especies forrajeras se provee alimento por más tiempo para el ganado, incluso en época de sequía, lo que mejora la producción anual. Además las zonas arboladas sirven también de refugio, alimentación y reproducción de muchos organismos, entre ellas las aves, reptiles y murciélagos insectívoros que ayudan a su vez a controlar a su vez a otros organismos llamados “plaga” que molestan y causan daños tanto al ganado como al pastizal, entre estos organismos están las garrapatas y moscas, además de la “gallina ciega” que destruye las raíces de pastizales y de otros productos agrícolas y forestales.

Este es un mecanismo natural de control de organismos indeseados que evita el uso de substancias químicas como desparasitantes, fertilizantes e insecticidas, condición importante para mantener el equilibrio dentro del sistema silvopastoril. Con esta acción se protege a organismos benéficos como los escarabajos del estiércol, las lombrices de tierra y demás fauna característica del suelo, así como bacterias y hongos que permiten reciclar material de desecho como el estiércol, pues se sabe que una vaca puede producir casi 50 kg de estiércol al día, por lo que su actividad evita que se acumule sobre el pastizal y se convierta en un problema si no se recicla pronto.

Los escarabajos estercoleros al enterrar el estiércol, hacen galerías y contribuyen así a la aireación, porosidad y fertilidad del suelo, evitando también su compactación. Además, al manipular el estiércol, destruyen huevos y larvas de algunos parásitos internos del ganado y de moscas que se reproducen ahí, por lo que es un buen mecanismo de control de plagas. Por estas acciones, estos insectos son buenos indicadores de la calidad de un ambiente, pues su ausencia se relaciona con un ambiente muy degradado.

 

El mayor arbolado facilita la captación de agua y reduce los gases que causan el efecto invernadero:

El manejo silvopastoril permite una mayor producción por más tiempo, ocupando menos superficie para el ganado y menos gastos para el ganadero, todo lo cual permite a su vez recuperar importantes zonas arboladas y los beneficios ecológicos que esto tiene. Por ejemplo, aunque el ganado vacuno es uno de los principales productores de gas metano, el incremento de la vegetación facilita reciclar éste y otros gases como el óxido nitroso y el bióxido de carbono, que son los causantes del efecto invernadero del mundo. También una mayor cobertura vegetal mejora la captación y drenaje del agua hacia los mantos freáticos y los ríos, evitando inundaciones y arrastre de la tierra útil, conservando la vegetación necesaria para alimentar al ganado. En contraste en las zonas ganaderas extensivas la falta de arbolado reduce la captación de agua por lo que el ganado sufre en época de sequía.

El exceso de ciertas prácticas ganaderas altera el equilibrio en el ecosistema de pastizales, entre ellas el exceso de agroquímicos, las quemas sin control y el sobrepastoreo que causan compactación del suelo, erosión e inundaciones. En las zonas con manejo silvopastoril se reduce la aplicación de agroquímicos, por lo que se evita contaminar el suelo, agua y aire, además se maneja mejor el número de animales que soporta un terreno sin sobrepastorear, permitiendo la rotación de potreros para facilitar su recuperación, alternando con varios cultivos forrajeros, como las leguminosas o gramíneas. Estas acciones mejoran la producción ganadera a la vez que reducen el deterioro ambientan causado por el manejo extensivo, lo que nos beneficia a todos.

La mayor cobertura arbórea genera:

  • Mejor microclima,
  • Mayor protección contra vientos fuertes,
  • Mejor calidad del suelo,
  • Reducción de gases de efecto invernadero,
  • Incremento de la biodiversidad,
  • Regulación de caudales en ríos y microcuencas,
  • Mayor producción de forrajes por superficie,
  • Mayor producción de carne y leche,
  • Menor gasto para control de parásitos,
  • Menor gasto para fertilización,
  • Menor gasto para alimentación del ganado,
  • Mejor salud del ganado,
  • Mayor producción y economía de la zona,

Mantener el equilibrio natural del ciclo de nutrientes y manejar adecuadamente el hato ganadero y el potrero posibilita el manejo sustentable de la actividad ganadera.