Los insectos en la cultura mexicana

Lucrecia Arellano

Las antiguas culturas de nuestro país, les dieron a los insectos un lugar muy importante en sus tradiciones, en su comida, en su religión, en sus símbolos y hasta en su salud. Si recorres la Ciudad de México, por ejemplo, encontrarás lugares con nombres de origen náhuatl relacionados con insectos como: Chapultepec (cerro del Chapulín) o Azcapotzalco (hormiguero). En nuestro estado se encuentra el río Papaloapan, que debe su nombre a la gran cantidad y variedad de mariposas que vuelan sobre sus márgenes.

Existe una gran variedad de representaciones prehispánicas tanto pictóricas como escultóricas de insectos. La mariposa es quizás uno de los insectos más difundidos en el arte de nuestro país desde el periodo preclásico (de 2500 a.C., hasta 200 d.C.). Era el adorno más común de los incensarios de barro de Teotihuacán. Representaba a la flama y con frecuencia se colocaba al lado de Huehuetéotl, dios viejo del fuego. En Tula y en Chiché Itzá, la mariposa era usada en los sellos para imprimir diseños en vasijas de barro y como distintivo de los dirigentes. Los antiguos mexicanos conocían muy bien su ciclo de vida y sus hábitos: a los huevecillos les llamaban “ahuauhpapalotl”, a las orugas “ocuilpapalotl” y a las crisálidas “cochipilotl”. En la cultura maya las mariposas eran consideradas las almas de guerreros muertos en batallas o sacrificios.

Los teotihuacanos consideraban a las libélulas como símbolo de la pureza del agua. Sin embargo, los mexicas las relacionaban con entes malignos o demonios habitantes del aire (Tzitzimimen). En Quintana Roo, el sambay macho o dzabay, es uno de los bailes más característicos y representa la exhibición de un vuelo especial que hace la libélula macho para cortejar a la hembra.

Los mayas prehispánicos de México y Guatemala cultivaron abejas sin aguijón para aprovechar sus mieles y ceras y las asociaban con la fertilidad. Protegían las colmenas dentro de sus chozas cortando los troncos con cientos de nidos de abejas en huecos de árbol y colocándolos de forma horizontal. Decían que las son abejas muy sensibles porque escogen quiénes son sus dueños.

Para los mexicas la hormiga era un animal de mal agüero. En la tradición popular la hormiga es la responsable de los eclipses de luna y sol. Otro aspecto que vale la pena mencionar es el de la hormiga como alimento. Algunas hormigas se cuelgan del techo de cámaras especiales del hormiguero y ahí se quedan mientras las obreras salen a recolectar néctar de las flores para alimentarlas. Después de eso, su abdomen empieza a crecer. Cuando hay periodos de sequía y es difícil conseguir alimento, estas hormigas son una gran reserva viviente. Las personas las recolectan y se las comen o las venden. Existen también los escamoles, que son estados inmaduros de la casta reproductora de Liometopum apiculatum o L. occidentale var. luctuosum, y son de las especies de insectos comestibles más apreciadas, buscadas y explotadas; al igual que las hormigas chicantanas (Atta mexicana), que se tuestan para molerlas con chile de árbol y preparar una rica salsa.

El saltamontes tenía un alto valor sagrado y representaba el poder sobrenatural para los mexicas. En los códices, como el Boturini o Mendoza se usó al chapulín encima de un cerro para indicar el topónimo de Chapultepec. El chapulín también se utilizaba y aún se usa como alimento. Una ración de 100 gramos de estos insectos puede contener hasta 80 gramos de proteínas y solo cuatro de grasas no saturadas, además de varios minerales. Hay 54 especies de chapulines comestibles registradas en México, pero son las pertenecientes al género Sphenarium las más buscadas y comercializadas y dentro de éstas S. purpurascens y S. histrio son las más consumidas.

Los insectos, ya sea enteros, molidos, en emplastos, infusiones o tostados son indispensables en la medicina indígena o tradicional. Se pueden mezclar con hierbas e incluso con lodo. Actualmente la miel de hormiga se emplea en el tratamiento de otitis, infecciones en la boca y para controlar la fiebre en los niños y los jumiles se usan como anestésicos y analgésicos. El veneno de la abeja se usa para atender la artritis y los problemas reumatoides y el piquete de hormiga se aplica cuando está deprimido el sistema inmunológico, en caso de artritis o enfermedades en los huesos.

 

Imágenes

Imagen de página principal: Chapulín. Maura Sánchez Vázquez. Temalacatzingo, Guerrero. Grupo Savia. Foto: Museo de Arte Popular. CONACULTA. Mariposas artesanales chiapanecas

Foto 1. Teponaztli. Jesús Silva Torres. Ixmiquilpan, Hidalgo. Grupo Savia.Foto: Museo de Arte Popular. CONACULTA

Foto 2. Mariposas como sellos. Diseño precolombino. Foto: César Sondereguer.