Refaunación, acciones para recuperar el funcionamiento de los ecosistemas

Luis M. García Feria

Fotografías: Luis García Feria

Desde hace algún tiempo hemos escuchado y enterado de que existen proyectos de conservación de los ecosistemas, y lo primero que viene a nuestra mente es la reforestación, generalmente para revertir el proceso de deforestación del ecosistema. Primero hay que conocer qué es un ecosistema.

Un ecosistema es la unidad de organización biológica constituida por la combinación de plantas, animales, microbios (componentes bióticos) y el ambiente físico que coexisten como unidades interdependientes y funcionales dentro de límites geográficos, climáticos y geológicamente definidos (componentes abióticos). Como podemos ver, todos los componentes están “conectados” de una u otra forma, donde cada elemento biótico cumple con una función e interactúa con todos los demás factores bióticos y abióticos de su ambiente; a esto se le llama nicho ecológico (descripción de las funciones y asociaciones de una especie determinada en la comunidad de la cual forma parte). Cuando uno de los componentes del ecosistema se “daña” o perturba, así como cuando nos enfermamos, se debe “curar”. Una de las actividades más conocidas es la reforestación, la cual “cicatriza” las zonas que han perdido la cobertura de vegetación original. Así como fichas de dominó, que una tira a la otra hasta llegar a la última pieza, cuando se pierde la vegetación se comienza a perder, y desconectarse, los demás componentes del ecosistema, incluyendo a la fauna. Hay otros factores que pueden disminuir las poblaciones de fauna silvestre, como es la cacería y comercio ilegal, la fauna exótica y la fauna feral (animales domésticos que se convierten a un estado silvestre), el crecimiento de las zonas urbanas, carreteras y autopistas, enfermedades, entre muchas otras más.

Muchas zonas en todo el planeta han sufrido algunos de estos problemas, lo que ha llevado a que en los ecosistemas se pierdan muchas especies de fauna y flora. Como se mencionó al inicio, la reforestación es una de las actividades más relacionadas e incluye la siembra de especies de flora nativas al sitio que se quiere recuperar. En cambio, la refaunación indica la reintroducción de especies de fauna silvestre pertenecientes a la zona que se quiere recuperar y donde hubo un proceso de defaunación o pérdida de fauna. Pero, ¿qué es la reintroducción? Reintroducción es la liberación de animales silvestres (nacidos en cautiverio o capturados en otras áreas de hábitat natural) dentro de un área que fue en algún momento parte de su distribución histórica, pero de la cual ha sido extirpada o de la cual se extinguió, ya sea que desaparecieron por presiones humanas o de forma natural. Por ejemplo, en México se han realizado esfuerzos, desde hace más de 20 años, para la recuperación del lobo gris mexicano (Canis lupus baileyi) de la extinción en estado silvestre, causada por el control desmedido por parte de los ganaderos mediante venenos y por la cacería, e intentado reintroducirlo a su hábitat natural.

Pero en contexto de refaunación va más allá de solo reintroducir una especie a su hábitat natural histórico. También se pretende recuperar la función ecológica de la especie en el ecosistema, por ejemplo, se conoce que los monos aulladores o saraguatos viven en los bosques tropicales de América, incluyendo las de México (en México tenemos dos especies: Alouatta palliata y Alouatta pigra, el primero lo encontramos desde Los Tuxtlas en Veracruz, Tabasco y centro de Chiapas hasta el centro sur de Guatemala; el segundo lo encontramos en el este de Tabasco y Norte de Chiapas, hasta la Península de Yucatán, norte de Guatemala y Belice) los monos defecan llevan las semillas lejos del árbol donde comieron el fruto; y así se genera un nuevo árbol lejos del árbol madre. Muchas especies de árboles tendrían baja capacidad de dispersión de sus semillas y de germinación de las plantas si no fuera por la ayuda de los monos. Otro ejemplo es el guaqueque, también conocido como serete o cuautuza (en México tenemos dos especies a Dasyprocta mexicana y Dasyprocta punctata; el primero se localiza desde el centro de Veracruz, norte de Oaxaca y Chiapas hasta el centro de Tabasco; el segundo desde el sur y sureste de México hasta el norte de Sudamérica). Este animalito, es un roedor, como las ardillas y los ratones, sin embargo ayudan a la regeneración de los bosques igual que los monos. Los seretes comen frutos y semillas de muchos árboles, pero tienen un comportamiento muy peculiar; cuando ya no tienen hambre, entierran los frutos y las semillas para poder comerlas después, pero a veces “se les olvida donde las dejaron”. Esto hace que las semillas olvidadas germinen, crezcan y se desarrollen como arboles nuevos, ayudando a la “vida saludable del bosque”, dispersando de esta forma las semillas desde el árbol “madre” evitando la competencia con el mismo.

Así, hay muchas especies de fauna que ayudan a este proceso dependiendo del tipo de bosque, especie de árbol y tamaño de las semillas, encontrando desde mamíferos (como los monos, los seretes y murciélagos frugívoros), hasta aves de muchos tamaños y en ocasiones hasta reptiles como las iguanas. Entonces podemos hablar que la conexión e interacciones naturales que mantienen todas las especies y los elementos de un ecosistema funcionando, conservan una integridad ecológica. Esta integridad refleja la condición de auto-organización de la biodiversidad (componentes bióticos) presente en un área determinada acorde a las existencias de materiales y energía (componentes abióticos). Por lo tanto, la ausencia de un componente puede alterar esta integridad produciendo un desbalance en los procesos ecológicos, y esto lo podemos interpretar como la “salud del ecosistema”.

Cuando un ecosistema esta “sano”, los procesos se regulan por si solos. En cambio cuando “enferma” y el daño persiste, muchas veces estas alteraciones no son tan evidentes. Entonces podemos ver un bosque aparentemente sano por mucho tiempo, en el cual algún elemento no está presente, y se altera toda la estructura y funcionalidad a largo plazo. Si retomamos los ejemplos de los monos y los seretes, podemos ver que su ausencia podría disminuir el éxito de reproducción de las especies de árboles de las cuales se alimentan, y no lo vemos tan evidente ya que aún los arboles adultos siguen en pie. Después de un tiempo, estos árboles envejecen y mueren, y el bosque comienza a desaparecer, debido a que no hubo crecimiento de nuevos árboles jóvenes para el reemplazo de los viejos (a este proceso se le denomina reclutamiento).

Por otro lado, cuando tenemos un bosque sano, los servicios que proporciona son de gran magnitud. Esto es, de primera instancia la estabilidad de la biodiversidad. Pero también están los servicios que no son tan obvios, como los procesos bioquímicos; entre ellos, el ciclo del carbono, el del nitrógeno y el del oxigeno, que son muy importantes para la estabilidad no solo del bosque, sino de todo el planeta. También podemos incluir el ciclo del agua; se menciona que el agua de neblina captada por los árboles puede contribuir hasta con el 30 por ciento del volumen de agua de los ríos de una región. Si no existieran estos árboles, el agua correría por la superficie del suelo erosionando la tierra y causando deslaves e inundaciones.

En el ciclo del nitrógeno, las bacterias del suelo ayudan a captar el nitrógeno de la atmósfera para que los árboles, y todas las plantas, puedan aprovecharlo en su metabolismo, y así se construyen compuestos químicos nitrogenados como los aminoácidos, que forman parte de todas las proteínas. Por lo tanto, las bacterias del suelo de un bosque sano son el inicio de la formación de todas las proteínas hasta llegar a formar parte de los alimentos y tejidos de los animales.

Muchas veces, la pérdida de la integridad ecosistémica puede ser puerta para la invasión de algunas especies, principalmente exóticas, pero también algunas nativas. Siendo las zonas perturbadas transformadas en pastizales las más susceptibles a invasiones. Por ejemplo, el helecho invasor llamado pesma o helecho hembra (Pteridium aquilinum), crece e invade con tanta rapidez que no permite la germinación de semillas ni el desarrollo de arboles jóvenes. Además, también contribuye el establecimiento de insectos plaga que afectan al crecimiento de otras plantas

http://www.inecol.edu.mx/inecol/index.php/en/ct-menu-item-25/ct-menu-item-27/142-plantas-invasoras

Entre otras “plagas” que pueden tomar ventaja de la pérdida de integridad ecosistémica están algunas enfermedades en los animales. Un ejemplo es el virus de la rabia. El derriengue o rabia paralítica es reportada como enfermedad importante en el ganado y otras especies domésticas y silvestres; es un virus que principalmente lo transmite el murciélago vampiro (Desmodus rotundus), que naturalmente se alimenta de sangre de mamíferos silvestres. Cuando se perdió el bosque para transformarlo en pastizales para el ganado, se extinguieron localmente los mamíferos silvestres, que naturalmente son poco abundantes (como los venados) y de los cuales se alimentaban los vampiros. Entonces los vampiros comenzaron a alimentarse de la sangre de los abundantes hatos de ganado, y sus poblaciones crecieron tanto que los vampiros infectados con el virus rábico comenzaron a incrementarse en número infectando con más frecuencia al ganado. Además, las casas, graneros, bodegas y otras construcciones hechas por los ganaderos, sirvieron como refugio o casa para los vampiros. Y para ellos es más fácil alimentarse de la sangre de las vacas que de los animales silvestres, ya que son muchas, no se mueven tanto y siempre están disponibles.

Estos son unos pocos ejemplos que con la pérdida de la integridad ecosistémica se puede desencadenar. Es así que en áreas fragmentadas y con pérdida de hábitat, las áreas con vegetación nativa son pequeñas y muy aisladas, lo que hace que sean propicias a invasiones tanto de especies invasoras como de enfermedades infecciosas, afectando a las especies nativas de plantas y animales en áreas con baja biodiversidad.

Actualmente, un equipo de investigadores, técnicos y estudiantes del Instituto de Ecología, A.C. (INECOL) ha comenzado desde mediados de este año, un proyecto de refaunación y evaluación de la refaunación natural en cuatro Aéreas Naturales Protegidas (ANP) en Veracruz. Entre ellas están la Reserva Ecológica de Santa Gertrudis (Municipio de Vega de Alatorre), Reserva Ecológica La Otra Opción (Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas), el Santuario del Bosque de Niebla (Municipio de Xalapa) y la Reserva de La Mancha (Municipio de Actopan), estas dos últimas pertenecientes al INECOL. La intensión es poder restaurar a mediano plazo los procesos naturales y la integridad ecosistémica de los diferentes bosques donde se encuentran las ANP. Hasta ahora se ha realizado un diagnóstico de la vegetación presente y de las especies de fauna que aún habitan en esas zonas, así como las amenazas que han llevado a la pérdida de varias de las especies de fauna en estos sitios. Posteriormente, se continuará con análisis de interacciones  ecológicas y de evaluación de riesgos de las especies potenciales para la refaunación de los sitios. Y al final, se pretende poder tomar una decisión con toda la información, de cuáles especies son potenciales para su reintroducción, con todos los pasos que esto conlleva  y poder iniciar la restauración de la integridad ecosistémica con la refaunación.

Algunos investigadores a nivel mundial han mostrado que los impactos humanos que hay sobre la biodiversidad animal son poco conocidos respecto a lo que puedan reflejar en el cambio ambiental global. En los últimos 500 años se han extinguido aproximadamente 322 especies de vertebrados terrestres, y las poblaciones de las especies que aún existen, están disminuyendo su abundancia en un 25%. Como hemos visto, las disminuciones de las poblaciones animales y la desaparición de especies provocan un efecto dominó en el funcionamiento de los ecosistemas, donde se incluye el bienestar humano. Podemos decir que la defaunación actúa a diferentes escalas, desde pequeños fragmentos de bosque hasta nivel mundial; afecta a los sistemas biológicos en diferentes procesos desde la fisiología de la planta (germinación, crecimiento, reproducción) y el comportamiento animal (salud, dispersión, reproducción, hábitos alimenticios); a corto y mediano plazo afecta a las poblaciones y la estructuras de las comunidades de plantas, lo que conduce a la falla en el funcionamiento de los ecosistemas y los servicios ambientales; propicia la aparición de especies invasoras, tanto animales como vegetales, así como enfermedades;  y a largo plazo se pueden observar cambios a nivel evolutivo como en las estructuras genéticas de las poblaciones de microbios, fauna y flora.

La disminución de las especies animales puede reducir la estabilidad de las comunidades ecológicas. Uno de los esfuerzos contra esta defaunación es el movimiento intencional de animales para restaurar poblaciones (translocaciones y reintroducciones). Pero es evidente que si no actuamos contra la defaunación (y otras perturbaciones a los ecosistemas), la sexta extinción en masa del planeta será un importante motor de cambio ecológico global, donde nosotros también estamos incluidos como especie.

 “Para poder conservar un ecosistema, se deben conservar sus componentes e interacciones”

 

Foto 1 (página de inicio): Guaqueque alazán (Dasyprocta punctata). Fotografía de cámara trampa

Foto 2: Saraguato negro (Alouatta pigra) alimentándose de hojas de un matapalo o higuera (Ficus sp.)