La fauna silvestre y el monitoreo de enfermedades emergentes 

Antonio Acini Vásquez Aguiar 

Las enfermedades y la fauna silvestre 

El estudio de las enfermedades en la fauna silvestre es una disciplina relativamente nueva en comparación con el estudio de las enfermedades en animales domésticos. Apenas a mediados del siglo XX algunos científicos comenzaron a estudiar enfermedades como tularémia y peste en roedores, botulismo en aves acuáticas y peste bovina en antílopes africanos.

En 1951 se crea la Asociación para el Estudio de Enfermedades en Vida Silvestre (Wildlife Diseases Association), organismo internacional que marcó el inicio de esta disciplina con lo que se incrementó la comunicación entre investigadores. En las últimas décadas ha aumentado el interés por éste tema debido a la emergencia de ciencias inter y multidisciplinarias como la medicina de la conservación y la ecoepidemiología las cuales surgen en respuesta a los brotes de enfermedades infecciosas que han provocado epidemias importantes como la causada por el virus Nipa en Malasia, 1998 (Figura 1); virus del Oeste del Nilo en Nueva York, 1999; Influenza A H1N1 en México, 2009 y el virus del Ébola en el oeste de África en 2014. 

Diversos estudios han estimado que de las 175 especies microbianas consideradas patógenas para los humanos, el 75% se encuentran en animales que funcionan como reservorio. Los agentes patógenos siempre han existido en la naturaleza y han coevolucionado con sus hospederos a través del tiempo, pero debido a los cambios ecológicos, climáticos y socioculturales que han determinado que la población animal comparta su hábitat con el hombre, se ha observado la emergencia de enfermedades infecciosas (Figura 2). 

Monitoreo de enfermedades 

Como ejemplo, las aves silvestres son importantes para la salud pública por que pueden portar microorganismos patógenos que a su vez pueden ser transmitidos a otras especies, incluyendo los humanos. Tomando en cuenta que las aves migratorias cruzan países sin importar las fronteras y barreras geográficas transportando bacterias, virus o parásitos, existe el riesgo de que nuevas enfermedades puedan ser diseminadas a lo largo de sus rutas migratorias. Aunado a esto la fragmentación del hábitat y el cambio en el uso de la tierra pueden propiciar la interacción de especies silvestres, domésticas y el hombre, modificando la ecología de las enfermedades al ampliar el rango de hospederos y aumentando el riesgo de emergencia o re-emergencia de estas. 

En respuesta a esto podemos realizar el monitoreo de enfermedades de interés epidemiológico, es decir, podemos detectar de manera oportuna las enfermedades en fauna silvestre y doméstica y tomar medidas para disminuir el riesgo de transmisión a otros animales y al hombre. Un ejemplo de esto es el monitoreo de Influenza aviar en especies de aves acuáticas migratorias en humedales prioritarios, ya que son los reservorios principales del virus. De este modo se puede conocer de manera oportuna la presencia de ciertas cepas del virus de Influenza de interés para la salud pública y tomar las medidas necesarias para evitar su propagación. 

Otro ejemplo es el monitoreo del virus del Oeste del Nilo (VON), del cual también las aves son reservorios y amplificadores naturales; de ser detectado se emite la alarma para que se tomen las medidas de control necesarias (Figura 3). Este virus es transmitido por mosquitos del género Culex, por lo que las medidas preventivas pueden ser la fumigación en zonas urbanas y periurbanas para disminuir la presencia del vector, la vacunación de animales altamente susceptibles a la enfermedad (como el caso de los caballos), recomendar el uso de repelentes, etc. 

El monitoreo de enfermedades también está dirigido a preservar la salud de los ecosistemas. En el Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California se monitorean especies centinelas (lobos marinos y pelicanos pardos), para conocer el estado de salud del ecosistema, en el entendido que si estos animales están sanos es reflejo de la buena salud del ecosistema en el que viven (Figura 4). Las “especies centinela” proveen información esencial y temprana que advierte de posibles daños en el ambiente, como presencia de patógenos infecciosos emergentes o acumulación de compuestos químicos tóxicos, lo que proporciona un rápido diagnóstico del riesgo. 

Conclusiones 

Al ser el estudio de las enfermedades en fauna silvestre una disciplina emergente falta mucha información acerca de los padecimientos que estos animales sufren en su hábitat. Es importante mencionar que el hecho de que las especies silvestres sean reservorios de diversos agentes patógenos, no significa que estén enfermos, sin embrago al fragmentar y destruir su hábitat natural rompemos el equilibrio y ponemos en riesgo su salud y la de otras especies, incluyendo a los seres humanos. Finalmente se habla de las enfermedades que los animales silvestres nos pueden transmitir, pero falta mucho por descubrir de las enfermedades que las especies domesticas o los humanos podemos transmitir a la fauna silvestre y los estragos potenciales que estas podrían causar en sus poblaciones y en el ecosistema.

 

Fotografías

Figura 1: (página principal) Zorro volador (Pteropus poliocephalus. Hospedero natural del virus Nipah (NiV), no desarrolla enfermedad. Puede transmitir el virus a varias especies causando, infecciones asintomáticas, síndrome respiratorio agudo o hasta encefalitis mortal. (Imagen en http://www.who.int/csr/disease /nipah/en/). 

Figura 2: Lobo marino de California (Zalophus californianus). Es una especie centinela, se considera sensible a cambios en el medio ambiente reflejándolos en la salud de sus poblaciones (Foto: Antonio Acini Vásquez Aguilar).

Figura 3: Distribución geográfica de los brotes de enfermedades infecciosas confirmados y reportados a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1996-2009. (Chan et al., 2010, disponible en http://www.pnas.org/content/107/50/21701/F1.expansion.html). 

Figura 4: Colibrí garganta de Rubí (Archilochus colubris). Es una de las especies que se ha reportado positiva al VON, sin embargo se desconocen los efectos que el virus pueda ocasionar o su potencial como transmisor (Foto: Carlos Soberanes).