Ecosistema de manglar:  dilema de valorar las funciones ecológicas 

Dr. Alejandro Yáñez-Arancibia

A partir de 2003 el Diario Oficial de la Federación DOF: 10/04/2003 publica  el siguiente documento <dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=697013&fecha=10/04/2003>. NORMA Oficial Mexicana NOM-022-SEMARNAT-2003. Que establece las especificaciones para la preservación, conservación, aprovechamiento sustentable y restauración de los humedales costeros en zonas de manglar.

El DOF especifica que El Manglar es una Comunidad arbórea y arbustiva de las regiones costeras tropicales y  subtropicales, compuestas por especies halófitas facultativas o halófilas que poseen características ecofosiológicas  distintivas como raíces aéreas, viviparidad, filtración y fijación de algunos tóxicos, mecanismos de exclusión o excreción de sales; pueden crecer en diferentes salinidades que van desde 0 hasta 90 ppm alcanzando su máximo desarrollo en  condiciones salobres (aprox. 15 ppm). En el ámbito nacional existen cuatro especies Rhizophora mangle, Conocarpus  erecta, Avicennia germinans y Laguncularia racemosa.

El DOF incluye además que: 

es urgente instrumentar medidas y programas que protejan la integridad de los humedales costeros, protegiendo y, en su caso, restaurando sus funciones hidrológicas, de contigüidad, de mantenimiento de la biodiversidad, y de estabilización costera, con medidas que restablezcan su cobertura vegetal y flujo hidrológico evitando su deterioro por el cambio de uso de suelo, canalización indiscriminada, apertura de bocas en lagunas y esteros, e interrupción o desvío de agua dulce o circulación en el humedal costero que incremente el azolvamiento, el aumento en la salinidad, la reducción de la productividad, la pérdida de hábitat de reproducción y crianza de larvas de especies marinas, y el azolvamiento.   Que los humedales costeros regulados por esta Norma que se encuentran en las riberas de lagunas, ríos, esteros, estuarios y otros cuerpos de agua, cuya escorrentía proviene de una cuenca a la que se vierten contaminantes de origen urbano, industrial, agropecuario y ante las experiencias negativas de otros países, es necesario orientar adecuadamente el desarrollo industrial, urbano, turístico y camaronícola de alto impacto, con una visión integral, que comprenda la cuenca hidrológica para evitar que se pongan en riesgo las condiciones naturales de los humedales costeros”.

Lo que me parece más relevante es que el DOF puntualiza que las Funciones Ecológicas del  Ecosistema de  manglar son los procesos ecológicos naturales y su importancia en el balance dinámico biogeoquímicos de la cuenca o de la zona geográfica donde se encuentran. Y este enfoque se refiere  a la  Función hidrológica, Función de contigüidad, Función de regulación climática, Función en el  mantenimiento de la vida silvestre, Función de productividad acuática, entre otras funciones. 

Y aquí es  donde  radica el Dilema de Valorar las Funciones Ecológicas, básicamente en el contexto de las presiones del escenario socio económico.

Los manglares están sujetos a fuerte presiones de reconversión de hábitats, por requerimientos socio económicos, y se fragmentan  manifestando  evidente pérdida de su calidad ambiental (Twilley y Day, 2013). Esto se debe a diversas razones (Yáñez-Arancibia y Agüero, 2000): 1) Cambios en la organización social de las comunidades humanas costeras, rotando la actividad económica entre pescador, campesino y artesano, 2) Incremento en el consumo de energía per cápita para desarrollar la economía costera, 3) Manejo fragmentado en el sector oficial, o ausencia total de un plan de manejo, ante la presión urbana, industrial, turística, agrícola y de acuacultura, 4) Depreciación del valor ecológico y uso irracional no sostenible, 5) Poco impacto de los resultados científicos y baja disponibilidad de los mismos en términos prácticos para los usuarios del sector oficial, 6) Carencia de términos de referencia de vocación y aptitudes de la región y de evaluación ecológica y de recursos, para desarrollos productivos y, 7) Reconversión de áreas de manglar para turismo,  agricultura y acuacultura, que son insustentables y pueden colapsar en pocos años. 

El valorar económicamente los ecosistemas de manglar ha avanzado con lentitud en América tropical, puesto que estimar el valor económico de los servicios ambientales  y funciones ecológicas, implica cuantificar en términos monetarios la integridad ecológica del ecosistema y la calidad de los humedales y del ambiente, y esto gira alrededor de una metodología con alto grado de subjetividad e incertidumbre (Costanza et al, 1997; Barbier y Strand, 1997; Barbier, 2011; Batker et al. 2010; Lara-Domínguez et al., 1998; Agüero, 1999; Sanjurjo Rivera, 2001); esencialmente porque el concepto de integridad ecológica es el punto central que vincula la ecología con la definición de políticas públicas, y se requiere ajustar la base tecnológica a un proceso que debe buscar armonizar la dinámica ecológica de la biosfera con los procesos de uso y producción de los bienes y servicios requeridos por el Hombre (ver Equihua et al., 2015). Razón por lo cual, esto sigue siendo controvertido, tanto por el enfoque metodológico, como por la discusión vigente y discutible del enfoque subjetivo. Esencialmente, se deben incluir en esta valoración los usos y funciones ambientales clave que afectan actividades productivas locales y regionales, tales como el mantener la productividad de las pesquerías, contribuir a la estabilidad de la línea de costa, sostener la biodiversidad, estimar la eficiencia en la captura de CO2, establecer la relación con el turismo costero, y determinar el uso potencial de los manglares como planta natural de tratamiento de aguas residuales (Mitsch, 1994; Day et al., 2009).  

Pero la pregunta racional continúa vigente: ¿Cómo evaluar y valorar las interacciones sinérgicas (positivas o negativas) entre los usos y las funciones mencionadas?; lo cual es mucho más complejo que abordarlas individualmente.

Los manglares tienen servicios ecosistémicos cuyos valores pueden caracterizarse por las siguientes funciones ecológicas: 1) Descarga y recarga de aguas subterráneas, 2) Control de flujo y reflujo en el encuentro de las aguas dulces con las marinas, 3) Control de erosión y estabilización costera, 4) Retención de sedimentos, 5) Retención de nutrientes, 6) Mantenimiento de la calidad del agua incluyendo transformación de nutrientes, 7) Estabilización micro climática, 8) Amortiguamiento de los contaminantes de ecosistemas vecinos, 9) Recreación y esparcimiento, 10) Integración biológica, 11) Captura de CO2 y, 12) Hábitats de una alta biodiversidad, entre otros.

Aun cuando algunos de estos servicios ecosistémicos del manglar y su función natural, han sido valorados económicamente en algunos trabajos y reportado en la bibliografía específica, tenemos que tener muy claro que cualquier cantidad o valor económico logrado, es ilustrativo en parte, pero completamente subjetivo porque las variables que condicionan los servicios arriba enunciados en los puntos (1) a (12), dependen de interacciones sinérgicas que varían en escalas espaciales y temporales. Además cualquiera de esos servicios es interactivo entre todos ellos, con lo cual es fácil imaginar que forman parte de un modelo multidimensional intrínseco de ecosistemas biocomplejos, identidad del ecosistema de manglar.

Se han estimado valores de servicios ambientales para la zona costera y humedales asociados, que son mucho más altos que para ecosistemas oceánicos o continentales (Costanza et al., 1997). Por ejemplo, esos autores han estimado en dólares americanos (U$ ha/año) los siguientes valores para estuarios (22,832), pastos marinos y lechos de algas (19,004), arrecifes de coral (6,075), plataforma continental (1,610), humedales globales (14,785), pantanos de mareas y manglar (9,900), pantanos y planicie costera (19,500); todo esto considerando 17 parámetros de bienes y servicios que fueron valorados. Estudios específicos han señalado que la valoración económica total de los manglares puede variar entre 38 dólares y 77 mil dólares por ha/año, dependiendo del método de valoración, el número de servicios ecológicos valorados, la latitud, el entorno social, la percepción económica, y la presión por el uso del suelo para reconvertir los hábitats (Agüero, 1999). Asimismo, el establecimiento de actividades humanas en zonas costeras generalmente no incluye en sus estimaciones los valores de uso indirecto y de no-uso que pudieran ser impactadas por dicha actividad.

No obstante, y como ecólogo de ecosistemas costeros, acepto que el desafío debe ser abordado porque la valoración económica de los manglares se justifica en términos de que la asignación actual de inversión o gasto público para estos recursos, ya sea para su conservación, uso racional sostenible, para su reconversión en hábitats alternativos, o por el desarrollo socio económico en áreas vecinas, generalmente no refleja el valor que la sociedad y la tendencia internacional les otorga, particularmente al decidir su importancia en la integridad ecológica del entorno donde se desarrollan en la zona costera tropical. 

Este planteamiento sugiere que: “es una necesidad para la gestión ambiental en cualquier latitud tropical valorar económicamente los ecosistemas de manglar, y obtener indicadores cuantitativos del daño económico por su degradación, ya sea por eventos naturales, acciones antrópicas, o el cambio climático global”. 

El concepto de “Ecosistema de Manglar” integrando los procesos ecológicos que definen su estructura funcional, las funciones ecológicas que definen sus servicios ambientales, y los usos alternativos que determinan su valor social y económico. Tradicionalmente el costo de existencia biológica (A) es subvalorado frente al costo de servicios ambientales (B) y al costo de bienes (C). El diagrama muestra las consecuencias negativas de sobrevalorar (C) induciendo insustentabilidad en el manejo de estos recursos. Fisiografía incluye sedimentos en balance erosión/acreción. Tomado de Yáñez-Arancibia at al. (2014).

 

Fotografía

Imagen del manglar en el Pacífico Norte de Colombia. Cortesía de la Corporación Autónoma Regional para el Desarrollo Sostenible del Chocó CODECHOCÓ. http://chocouac.com.co/drmi.html. Esta imagen me fue proporcionada mientras impartí el Curso de doctorado Dimensión Ecológica del Cambio Climático, en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costera INVEMAR, Santa Marta, Colombia, Noviembre de 2015.

 

Referencias Citadas

Agüero, M., 1999. Cómo estimar el valor económico de los manglares: un método y un ejemplo. In: A. 

Yáñez-Arancibia y A. L. Lara Domínguez (eds.), Ecosistemas de Manglar en América Tropical. Instituto de Ecología A. C., Xalapa, México. IUCN-ORMA Costa Rica, NOAA-NMFS, Silver Spring MD USA, p. 319-368.

Barbier, E. B. y I. Strand, 1997. Valuing mangrove-fishery linkages: a case study of Campeche, Mexico. Annual Conference of European Association of Environmental and Resource Economics. Tilburg University. The Netherlands.

Barbier, E. B., 2011.  Pricing Nature. Annual Review of Resource Economic, 3: 337-353.

Batker, D., I. de la Torre, R. Costanza, P. Swedeen, J. W. Day, R. Boumans y K. Bagstad, 2010. Gaining Ground: Wetlands, Hurricanes and the Economy: The Value of Restoring the Mississippi Rivel Delta. Earth Economics – Tacoma, Washington, 98 pp.

Costanza, R., R. d’Arge, R. de Groot, S. Farber, M. Grasso, B. Hannon, K. Limburg, S. Naen, R. V. O’Neill, J. Paruelo, R. G. Raskin, P. Sutton y M. van der Belt, 1997. The value of the world’s ecosystem service and natural capital. Nature 387 (15 May): 253-260. 

Day, J. W., A. Yáñez-Arancibia y W. J. Mitsch, 2009. Management approaches to address water quality and habitat loss problems in coastal ecosystems and their watersheds: Ecotechnology and ecological engineering. In: Environment & Coastal Management, Ocean Yearbook 23: 389-402.

Deracamandaca Colombia, 2015. 26 de Julio Día Internacional por la Defensa del Manglar. Imagen de la Portada de este artículo por Cortesía de Colombia. http://deracamandaca.com/?p=9874 (6 de enero 2016).

Equihua Zamora, M., G. Benítez, O., Pérez-Maqueo, A. Hernández-Huerta, N. García Alaníz, J. Equihua, P. Maeda, M. Kolb y M. Schmidt, 2015. Integridad ecológica para la gestión de la sustentabilidad ambiental frente al cambio climático. In: A. Yáñez-Arancibia (Ed.), Cambio Climático, Adaptación y Mitigación hacia Agendas Siglo XXI. INECOL, AGT Editor S. A., México DF, Capitulo 6: 75-88.

Lara-Domínguez, A. L., A. Yáñez-Arancibia y J. C. Seijo, 1998. Valuación económica de los servicios de los ecosistemas: Estudio de caso de los Manglares en Campeche. In: H. Benítez Díaz, E. Vega López, A. Peña Jiménez y S. Ávila Foucat (eds.), Aspectos Económicos sobre la Biodiversidad de México. CONABIO, INE, SEMARNAT, México DF., p. 23-44.

Sanjurjo Rivera, E., 2001. Valoración Económica de los Servicios Ambientales Prestados por Ecosistemas de Humedales de México. SEMARNAT, INE, México DF., 46 pp.

Mitsch, W. J., 1994. Global Wetlands, Old & New. Elsevier Sci. B. V.  Amsterdam, The Netherlands, 968 pp.

Twilley, R. R. y J. W. Day, 2013. Mangrove wetlands. In: J. W. Day, B. C. Crump, W. M. Kemp y A. Yáñez-Arancibia (eds.), Estuarine Ecology 2nd Edition. Wiley-Blackwell, John Wiley & Sons Inc. Publications. Hoboken, New Jersey, Capítulo 7: 165-202.

Yáñez-Arancibia, A. y M. Agüero, 2000. Integridad de ecosistemas y valor económico. In: Seminario de Valoración Económica del Medio Ambiente. SEMARNAT, INE, México DF., p. 1-23. URL:http://www.ine.gob.mx/ueajei/publicaciones/consultaPublicacion.html?id-pub=340&id_tema=5&dir=Consultas. 

Yáñez-Arancibia, A., J. W. Day, R. R. Twilley y R. H. Day, 2014. Manglares: ecosistema centinela frente al cambio climatico, Golfo de México. INECOL Madera y Bosques, 20 (3): 39-75.