Los hongos microscópicos saprobios. Un valioso recurso pobremente conocido en México

Dra. Gabriela Heredia Abarca

Dra. María Marcela Gamboa Angulo*

En forma cotidiana e imperceptible convivimos con diminutos seres que escapan a nuestra vista, a estos invisibles acompañantes se les conoce como microorganismos o microbios (micros = pequeño y bios vida = ser viviente diminuto). Entre ellos, se encuentra una extraordinaria diversidad de especies de hongos, referidos en los textos como hongos microscópicos, micromicetos o mohos. Más de la mitad de las especies del Reino Fungi son microscópicas, se encuentran en todos los ecosistemas del planeta, desde las zonas más gélidas hasta los trópicos e incluso en los desiertos.

También, muy a nuestro pesar, proliferan en ambientes domésticos, contaminando nuestros alimentos y todo tipo de artefactos y utensilios (p.e. libros, muebles, artículos de piel, utensilios de madera, discos, lentes). En las zonas cálido-húmedas, como en Xalapa, basta con abrir el closet para encontrarlos sobre los zapatos, las bolsas, cinturones e incluso en la ropa.

En contraposición a las molestias y los daños que pueden provocar los micromicetos en nuestra salud y en el deterioro de nuestros ambientes domésticos, estos organismos, también le han brindado a la humanidad bienestar y placer. Bebidas tan apreciadas como el vino y la cerveza deben sus características no solo a las uvas y a la cebada, sino también a las levaduras con las que son fermentadas (las levaduras son micromicetos unicelulares). Cabe mencionar que las levaduras también son utilizadas en la industria panificadora confiriéndole al pan la consistencia adecuada para su consumo. Además, gracias a las especies de Penicillum camemberti y P. roqueforti, los quesos azules tienen el peculiar sabor que los hace una exquisitez para los amantes de la cocina internacional. Así, ante una mesa con quesos, pan y vino, lo menos que podemos hacer es agradecer la existencia de estos diminutos seres.

Vivimos inconscientes de la importancia que los hongos microscópicos han tenido y tienen para el hombre. Uno de los fármacos que ha salvado más vidas en la historia de la humanidad, la penicilina, se extrajo a partir del hongo Penicillium chrysogenum, su casual descubrimiento por Alexander Fleming, en 1928 y posterior síntesis por los Drs. Chain y Florey, revolucionó la investigación microbiológica en la búsqueda de antibióticos y otros fármacos a partir de microorganismos como los hongos microscópicos. Entre los fármacos con mayor impacto en nuestra era, obtenidos a partir de los micromicetos están la ciclosporina y las estatinas. La ciclosporina se obtuvo de una cepa de Tolypocladium inflatum aislada de suelo de Noruega, se emplea como inmunosupresor para reducir el rechazo de trasplantes de órganos y para el tratamiento de enfermedades autoinmunes como soriasis, dermatitis atópica y artritis reumatoide. Mientras que las estatinas, moléculas ampliamente prescriptas en medicamentos para controlar y reducir la concentración de colesterol en la sangre, fueron extraídas a partir de cultivos de Penicillium citrinum y Aspergillus terreus.

Por su trascendencia, en México los estudios de los micromicetos se han enfocado a las especies parásitas, quedando relegadas las saprobias, no obstante, su gran diversidad y potencial biotecnológico. Cabe mencionar que para la mayoría de las entidades del país no hay información sobre este grupo de hongos. Como resultado los micromicetos generalmente no son considerados ni en los inventarios, ni en los estudios de impacto ambiental.

Por más de 15 años, en estrecha colaboración grupos de investigación del instituto de Ecología A. C. y el Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (ambos centros públicos de investigación del CONACyT), hemos estado trabajando para conocer y valorar la riqueza de las especies de micromicetos saprobios de regiones tropicales del Sur del País. Muchos de los resultados obtenidos ya han sido publicados y demuestran la gran riqueza de especies que habitan en las selvas de Tabasco, Veracruz y Yucatán, muchas de ellas aún desconocidas para la ciencia. Paralelamente, la valoración del potencial biotecnológico de varias especies nativas ha arrojado resultados promisorios en el control de patógenos de animales y plantas.

La versatilidad fisiológica de los hongos microscópicos, su abundancia, alta diversidad y potencial biotecnológico, los ubican como un recurso que debe ser atendido en nuestro País con mucho mayor ímpetu, sobre todo ante la acelerada transformación y destrucción de nuestros ecosistemas. Es un gran compromiso tanto para los científicos como para los tomadores de decisiones, conocer y conservar recursos tan importantes como los micromicetos saprobios. 

Al desaparecer su hábitat, perdemos la oportunidad de conocer muchas de las especies de micromicetos y consecuentemente estamos negando a las próximas generaciones la posibilidad de aprovechar sus bondades.

Finalmente, estimado lector, ojalá que esta aportación le haya permitido asomarse a una faceta poco conocida del Reino de los hongos, que además de copitas y sombrillitas coloridas, está conformado de un universo que nos invita a reflexionar que “Lo esencial, es invisible a los ojos” (Antoine de Saint-Exupéry).

 

*Unidad de Biotecnología. Centro de Investigación Científica de Yucatán